Alicia en la madriguera

Si me hubiérais preguntado cuando era pequeña qué quería ser de mayor te hubiera contestado que cantante o princesa, o princesa cantante. ¡Bendita inocencia! Ahora, viendo a Lady Gaga o a la princesa Letizia te juro que me tiro antes por un puente. Además pensaba que con veinte años estaría casada y a lo mejor tendría hasta hijos.

Pues sí...eso pensaba. La realidad actual es (¿gracias a Dios?) muy distinta.

Finalmente terminas siendo lo que la vida te deje y aquí estoy, con treinta años, sólo canto en la ducha y Letizia Ortiz primero y Kate Middleton después acabaron con mis esperanzas de ser princesa junto a los únicos príncipes potables de las monarquías que conozco.

Sigo soltera y sin hijos (aunque con pareja estable, planes de boda y de tener hijos fuertes y sanos). Vivo en una especie de Mansión Barbie en alquiler (pero con opción a compra) y tengo un buen puesto de trabajo en la empresa más puntera de la zona donde reconocen mi titulación a cambio de pagarme bastante menos de lo que debieran por las funciones que desempeño.

La sensación a todo esto es que vivo con un sólo pie apoyado en el suelo. Es como si cuando decides estabilizarte y te resignas finalmente a "pasar por el aro" te quedas atascado porque tienes un culo enorme y ahí estás, con medio cuerpo dentro, medio cuerpo fuera, el culo en pompa y agitando las piernas.
Definitivamente, en una postura nada decorosa.

¿Cómo me he alejado tanto del camino en estos últimos diez años?

Y me da por pensar en todas las relaciones pasadas, en todos los errores de los que he aprendido tanto y que siempre me he esforzado en no repetir; en páginas y páginas estudiadas; en las miles de copas y cenas que habré servido mientras trabajaba a tiempo completo de camarera a la vez que terminaba los estudios. En cambios de ciudad y hasta de país con la excusa del trabajo pero (secretamente) siempre por amor. Alegrías, decepciones, desengaños, euforia, caer y volverte a levantar sin dudar un sólo segundo.

La respuesta es que he estado muy ocupada creciendo. La vida no es lo que era hace unos años. Ahora necesitamos probar, experimentar, sufrir y disfrutar antes de decidirnos a sentar la cabeza. Así, cuando tomamos esa decisión lo hacemos plenamente convencidos de que ese es el camino que queremos seguir. De que queremos "pasar por el aro".




Pero como Alicia en la madriguera, tenemos el culo demasiado grande.

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